*Entrevista de Guillermo Altarriba a Borja Barragán, CEO de Altum Faithful Investing, para El Debate. Publicada el 03/02/2022.
A su manera, la preocupación ética se abre paso en bolsa. Las cuestiones de sostenibilidad e igualdad pesan cada vez más a la hora de elegir las acciones de una u otra empresa, una tendencia que se concreta en los llamados criterios ESG. Son las siglas en inglés de Environmental, Social and Governance; es decir, el cuidado del medio ambiente, el impacto en el entorno social y el gobierno corporativo de la empresa.
Hace cuatro años, Borja Barragán dejó el banco en el que trabajaba para fundar Altum, una empresa de asesoramiento financiero que basa todas sus decisiones en el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. Para él, que se estén considerando los criterios ESG es un buen comienzo, pero –advierte– no es suficiente para el inversor católico que quiera ser coherente con su fe.
–¿A un cristiano no le basta con eso que llaman «inversión ética»?
–La cuestión es quién define lo que es ‘ético’: para un inversor cristiano, una empresa que no tenga emisiones de CO2 y presuma de paridad en su junta directiva pero que luego limite la libertad religiosa o fomente el aborto… Esa no será una opción ética. Los criterios ESG están bien como primer paso –es muy positivo pasar de no hacer nada a hacer algo–, pero se suelen quedar cortos.
–¿Los criterios ESG se miden igual en todas las compañías?
–No, no son consistentes ni coherentes. La inversión socialmente responsable –así se conoce también– tiene un componente subjetivo tremendo, porque depende de la vara de medir que se use y de quién lo esté midiendo. Cada compañía lo interpreta como más le conviene.
–¿Hay alternativa?
–Sí. En inglés le llaman faithful investing, «inversión coherente con la fe». Esto implica basar tu manera de invertir en virtudes inmutables, en valores del magisterio de la Iglesia que no cambian y son siempre buenos: la vida, la familia, la dignidad humana y la protección de la creación. Teniendo en cuenta, claro, que invertir en base a criterios de fe no implica sacrificar rentabilidad.
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